México. Con más de 10 mil millones de dólares en inversiones durante la última década y un crecimiento sostenido de su infraestructura y capacidades productivas, el Texas-México Automotive Supercluster (TMASC) se posiciona como una de las iniciativas más ambiciosas para consolidar la industria automotriz en América del Norte.
El corredor —que abarca el sur de Texas y los estados mexicanos de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí— busca integrar cadenas de valor binacionales, atraer operaciones de nearshoring y avanzar hacia la producción de vehículos eléctricos y tecnologías emergentes.
"El TMASC eleva la competitividad automotriz de la región al conectar infraestructura, talento e inversión en un solo ecosistema”, afirmó David E. Marquez, director ejecutivo de Desarrollo Económico del condado de Bexar, entidad que lidera la iniciativa junto con Bexar Economic & Community Development.
En los últimos años, fabricantes globales como Stellantis, BMW, Navistar, Caterpillar y Tesla han apostado por instalar o ampliar operaciones en la región. Tan solo en 2023 se destinaron 1.500 millones de dólares para reconvertir plantas a la producción de vehículos eléctricos (EV), reforzando el enfoque del superclúster en innovación y sostenibilidad.
La infraestructura logística también ha sido clave. El corredor se articula a través de autopistas como la I-35, MX-85 y MX-57, 31 puertos de entrada y 34 zonas de comercio exterior en Texas, conectando eficientemente con centros industriales y mercados internacionales.
Además, Texas avanza con un plan de transporte estatal de 85.000 millones de dólares para la próxima década, lo que continúa fortaleciendo su rol como puerta de entrada comercial entre Estados Unidos y México.
El TMASC agrupa actualmente 14 fabricantes de equipo original (OEM), 16 plantas de ensamblaje y 5 sedes corporativas, en un entorno impulsado por una fuerza laboral joven, especializada y en crecimiento.
Entre sus principales ventajas competitivas destacan:
- Integración binacional: Costos optimizados, talento calificado y conexión directa con mercados de exportación.
- Demografía favorable: Estabilidad industrial a largo plazo.
- Red logística integrada: Puertos clave como Houston y Corpus Christi impulsan el comercio global.
- Manufactura sostenible: Foco en eficiencia energética y reducción de emisiones.
- Destino de relocalización: Potencial para atraer inversiones en medio de la reconfiguración global de cadenas de suministro.
Con inversiones en innovación, infraestructura y talento, el Texas-México Automotive Supercluster se perfila como una de las plataformas más importantes para la transformación de la movilidad en la región. En un contexto de electrificación y relocalización industrial, este corredor transfronterizo podría redefinir el futuro de la manufactura automotriz en América del Norte.